"CHOLOS IGNORANTES DE MIERDA"

El 5 de junio de 2011 se celebró la segunda vuelta de las elecciones generales en Perú. Dos candidatos: Keiko Fujimori y Ollanta Humala.

Ollanta Humala ganó las elecciones, por lo que será el nuevo presidente del país. Esto, como es obvio, ha suscitado todo tipo de reacciones. Un buen amigo me envía, escandalizado (con razón), estas reacciones que ha encontrado en foros de Internet:

Ganó un cholo en Perú — "Cholos ignorantes de mierda, vienen a cagar más al Perú"; "ya nos jodimos, gracias a los resentidos, acomplejados, ignorantes, terrucos (terroristas), comunistas, que se creen muy dignos votando por él" —vomitan en la red unos peruanos mal indignados. Y otro: "Espero que Chile bombardee al Perú. Que se jodan y se queden sin nada, misios (pobres) de mierda". Y otro: "Ojalá se destruya Machu Picchu, para que no tengan con qué comer" / ¿De dónde tal odio a los indios?

Como veis, mi amigo termina preguntándose por ese odio a los indios. Amigo, déjame decirte alguna humilde opinión al respecto. En primer lugar, el odio es un sentimiento subjetivo, es decir, no tiene su origen en los otros, sino en nosotros mismos, en nuestro corazón, en nuestra conciencia. Una misma realidad puede generar en distintas personas reacciones totalmente contrapuestas, antagónicas.

Por otro lado, la forma en que actuamos, lo que expresamos de palabra o con gestos, aquello que sale de nosotros, delata lo que somos. Así, lo que decimos de otros habla más de lo que somos que de aquel de quien hablamos.

Además, si odiamos a alguien, algo odiamos de nosotros mismos. Lo dicen los psicólogos: lo que odiamos en los demás es lo que odiamos en nosotros mismos.

Por último, cuanto menos amor y aceptación hemos recibido, más odio expresamos. Es como el resentimiento, que consiste en tomar un veneno y esperar que muera el otro.

En fin, el odio no es la mejor muestra de nuestra salud psíquica o de nuestra felicidad.

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