UN AMIGO ME ACONSEJA HACER UN CAMINO INTERIOR:
1. Para caminar, primero desamarrémonos los pies. Con frecuencia malandamos con los pies atados. Y, sin otro preámbulo, atendamos al entusiasmo de cada paso.
2. Caminemos celebrando el doble anclaje de los pasos: el que nos afirma en el suelo y el que nos cuelga del viento (viajeros de tierra adentro y de todas las estrellas).
3. Si en el camino un niño, “¿para qué caminamos?” pregunta: “Para conocer dónde nace el río / Para saborear el agua de montaña / Para sincronizarnos con el viento / Para verternos en la espaciosidad sin alfabetos”, respondamos / (El niño comprenderá, sus ojos son pequeños pero ven cosas enormes).
4. Caminemos haciendo caso omiso del viento en contra: las quejas son roedores que agujerean el ánimo; no podemos detenernos a construirles madrigueras.
5. De trecho en trecho, hagamos pausas: Para mirar alrededor y que nos atraviese el arte / Para, en los silencios, ir más allá del pensamiento / Para, cerrando los ojos, oír cómo la luz se nos va para adentro / Para respirar conscientemente la conexión con todo.
6. Caminemos dejando que nos lleguen los susurros de los pasos de otros / (“El que anda a la escucha no es impasible”) / Si escuchamos ya no andaremos mendigando misericordia; simplemente dejaremos que la compasión ocupe todo nuestro espacio. Permitámonos ese cielo.
7. Con el que está en forma caminemos ágiles, vayamos despacio con el lento, sin que se percate / Que con nosotros el cojo se olvide de que es cojo / Y que el débil sienta que lo suyo “no es para tanto”.
8. Caminemos cantando / Podemos comenzar con Silvio: Vamos a andar, para matar al egoísmo y revivir la amistad / Vamos a andar para alzar al perezoso y sumarlo a los demás / Vamos a andar para que no haya soledad / Vamos a andar para llegar a la vida.
9. No caminamos para llegar al paraíso: por el pequeño vacío de ojo de aguja que somos ya puede verse toda la constelación giratoria de estrellas. No vayamos presurosos a por uvas: ya estamos en medio de viñedos bien cargados.
[10. Pero… ¿cómo hablar de ese otro andar, el del que camina presuroso para salvar su vida? ¿Qué decir del que sale corriendo de la guerra y encuentra que se le cortan los caminos? ¿Hay palabras para los que ponen alambradas? Se asfixian los cantos cuando a los que necesitan caminar se les acaban los pasos].
Carlos Villalba
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